En diciembre de 2019, en Wuhan (China) tuvo lugar el inicio de la pandemia COVID-19. El virus del SARS-CoV-2 rápidamente se extendió por todos los países del mundo, afectando por primera vez a un recién nacido (RN) en España, en marzo de 20201.

En las unidades neonatales, la práctica del método canguro (MC) se vio afectada durante los primeros meses de la pandemia ante la falta de evidencia sólida sobre la transmisión del virus y su posible afectación en los RN2. Por ejemplo, en el Hospital de Padova (Italia), para garantizar la seguridad, se implantó un cribado universal a todos los RN, padres y profesionales de las unidades neonatales dando buenos resultados incluso en los momentos de mayor incidencia3.

El objetivo de este estudio fue determinar el impacto de la pandemia por SARS-CoV-2 sobre el MC en las unidades neonatales españolas y establecer posibles áreas de mejora durante la misma.

Se realizó un estudio transversal, observacional, descriptivo. Se elaboró un cuestionario, ad hoc, el cual fue enviado a través de las redes sociales a los profesionales de las unidades neonatales españolas. El estudio se centró en evaluar el impacto de la pandemia sobre el MC y en conocer sus opiniones y percepciones sobre la situación.

Un total de 263 profesionales sanitarios, representantes de todas las comunidades autónomas españolas respondieron a la encuesta, cuyos resultados quedan resumidos en la tabla 1.

Globalmente, como era previsible, se objetivó una disminución de la realización del MC sin limitaciones durante la pandemia, pasando de un 97% según muestran los resultados del estudio, previo a la pandemia, publicado en 2020 por López et al.4 a un 46% según los resultados de este estudio. Asimismo, se pasó de un 95,4% de unidades con entrada libre de los padres las 24 h a un 85,2%4.

A nivel internacional, en un estudio similar realizar en Estados Unidos, objetivaron una disminución significativa de la presencia de padres (85 al 53%) y de su participación en los cuidados (71 al 32%), por lo que se concluyó que las restricciones habían limitado significativamente la presencia de las familias2.

A pesar de la escasa incidencia de casos positivos por SARS-CoV-2 en RN, según indican los datos de la Sociedad Española de Neonatología1, la pandemia ha supuesto importantes cambios en la organización y los cuidados neonatales influyendo negativamente en prácticas en las que se habían conseguido grandes avances5. En marzo de 2020, con el inicio de la pandemia, debido a la incertidumbre y la elevada velocidad de propagación del virus se instauraron medidas restrictivas en las visitas de los padres a las unidades neonatales, afectando a su participación activa en los cuidados de sus hijos como es el MC, y dejando fuera de las unidades a los abuelos, hermanos y familiares que componían las redes de apoyo psicológico y social de los padres.

Estas estrategias restrictivas que pretendían disminuir la propagación del virus y proteger a los recién nacidos y profesionales, han supuesto otros riesgos para los recién nacidos y sus familias, e inquietudes en los profesionales por sus consecuencias, ya que limitar la aplicación de los cuidados centrados en el desarrollo (CCD), podría afectar al establecimiento del vínculo afectivo entre padres e hijos, a los porcentajes de lactancia materna y al neurodesarrollo de los RN prematuros5,6.

Esta crisis sanitaria mundial y los continuos cambios en los protocolos y guías, supone un gran desafío profesional y emocional6. Pero como indican los datos disponibles hasta el momento1–4, el riesgo de que un RN sea infectado por su madre es muy bajo. Además, los beneficios que se obtienen con relación al MC, al vínculo afectivo y la lactancia materna superan los riesgos de la infección por SARS-CoV-2 en el RN.

Tras una lenta implantación del MC, que ha durado más de 20 años en las unidades españolas, la pandemia ha ocasionado un considerable impacto negativo en la práctica del MC. En pocos meses, se ha producido una disminución significativa en su práctica, debido a las limitaciones impuestas a la entrada de los padres en las unidades y por las restricciones específicas relacionadas con el MC, con posibles consecuencias para los niños y sus familias. En caso de posibles dudas respecto a la posible transmisión podría valorarse los cribados o incluso priorizar la vacunación de las familias con hijos en las unidades neonatales.