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Vol. 69. Núm. 3.
Páginas 279-281 (Septiembre 2008)
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¿Deben los niños participar en competiciones de motocross?
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21058
A. Rodríguez Núñeza,
Autor para correspondencia
arnprp@usc.es

Dr. A. Rodríguez Núñez. Servicio de Críticos y Urgencias Pediátricas. Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela. A Choupana, s/n. 15706 Santiago de Compostela. España.
, J.C. Igeño Canob, S. Dosil Gallardoa, P. Rivas Pumarc, F. Martinón Torresa
a Servicio de Críticos y Urgencias Pediátricas. Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela. España
b Servicio de Medicina Intensiva. Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria. Santa Cruz de Tenerife. España
c Becaria de la Fundación IDICHUS. Santiago de Compostela. España
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Tabla 1. Datos clínicos de los pacientes
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Sr. Editor:

La actividad física deportiva se considera esencial para el desarrollo psíquico y físico de los niños1. Sin embargo, dicha actividad puede entrañar riesgos para la salud, que deben ser conocidos por los pediatras, los padres y los propios niños. Por ello, la American Academy of Pediatrics ha señalado que, del mismo modo que no está justificado limitar de forma innecesaria la participación de los niños en deportes, tampoco es aceptable que se promocionen prácticas deportivas de alto riesgo2.

Los llamados “deportes del motor” gozan de una gran popularidad, asociada a una importante atención por parte de los medios de comunicación, la dedicación de recursos económicos para su financiación y el éxito social de los deportistas destacados. Estos hechos contribuyen a que algunos padres fomenten en sus hijos, desde la infancia temprana, la práctica intensiva de deportes con vehículos motorizados, con el objetivo de alcanzar lo antes posible el nivel de la alta competición y así triunfar en una determinada disciplina, minusvalorando los riesgos potenciales a que someten a los niños.

Se presentan los casos de dos pacientes de 12 y 14 años que fueron ingresados en nuestra unidad de cuidados intensivos pediátrica tras haber sufrido un politraumatismo grave mientras practicaban motocross. Sus datos clínicos fundamentales se muestran en la tabla 1.

Tabla 1.

Datos clínicos de los pacientes

Caso 
Edad al ingreso (años)  12  14 
Edad de inicio del motocross (años) 
Entrena de forma habitual (casi todos los días)  Sí  Sí 
Circunstancias del accidente  Caída durante una competición de motocross  Durante un entrenamiento. Caída tras un salto 
Adulto presente y responsable  Entrenador  Padre 
Casco  Sí  Sí, con protección mentoniana 
Ropa protectora  Botas y guantes  Botas, guantes, peto con coderas, hombreras, protección torácica, faja y rodilleras 
Lesiones  Traumatismo abdominal cerrado grave: laceración del lóbulo hepático derecho, hematoma perirrenal derecho y contusiones renales derechas.Traumatismo craneoencefálico cerrado leve. Contractura cervical  Traumatismo toracoabdominal con contusión pulmonar derecha. Hematoma perirrenal derecho. Rabdomiólisis 
Evolución clínica  Favorable, sin secuelas  Favorable, sin secuelas 

En ambos casos, al equipo asistencial le llamó la atención la escasa preocupación de los padres (casos 1 y 2) y el entrenador (caso 1) por las lesiones que presentaban los niños, así como las posibles secuelas que podrían acarrear. En cambio, estaban muy interesados en saber cuándo podrían volver a los entrenamientos o la competición con la moto. En el caso 1, la información fue transmitida al entrenador, a quien habían confiado su hijo los padres, que vivían en otra comunidad autónoma, alejada más de 1.000km de la nuestra. En este caso fue preciso informar por teléfono al padre, que coincidía con el entrenador en minusvalorar la situación clínica y solicitar una rápida recuperación para continuar con el programa de entrenamiento.

La práctica deportiva conlleva indudables beneficios físicos y psíquicos para los niños y adolescentes. Por otra parte, ciertos deportes gozan de tal popularidad, que los “campeones” alcanzan un éxito económico y social considerable. Sin embargo, el intento de conseguir dichos éxitos no está exento de riesgos para el niño, tanto de índole física como psíquica. De especial consideración son los riesgos que supone el manejo, tanto en entrenamiento como en competición, de vehículos a motor, y en concreto, las motocicletas.

Las competiciones de motocross se caracterizan porque las carreras tienen lugar en circuitos de tierra con grandes desniveles e irregularidades, que obligan a realizar saltos, factores que hacen muy frecuentes las caídas y los choques. Se ha dicho que el motocross es el deporte de acción con mayor crecimiento en el Reino Unido en el nuevo milenio3. A pesar de esto, y de ser un deporte de alto riesgo físico, las referencias en la bibliografía científica sobre los accidentes de motocross son muy escasas3. Así, en los 10 casos con edades entre 7 y 17 años, recogidos en una Unidad de Ortopedia, se constató que la mayoría tuvieron lesiones esqueléticas graves, precisaron intervenciones quirúrgicas y dejaron secuelas a largo plazo3. Las referencias en adultos son también escasas, pero alertan del alto riesgo de esta actividad deportiva. Gorski et al4 recogieron los casos de 270 pacientes con edades entre 5 y 61 años, y señalaron patrones de lesión muy variados, predominando las lesiones esqueléticas (52 %) y el traumatismo craneoencefálico (33 %); el 36 % precisaron cirugía y la mortalidad fue del 1 %. Por su parte, Gobbi et al5 publicaron la evaluación retrospectiva de 1.870 lesiones de motoristas en competición. Entre sus resultados destacan que en el 51% de los casos se vieron afectadas las extremidades superiores, el 14% tuvieron pérdida de conciencia y el 6 %, lesiones vertebrales que dejaron secuelas neurológicas. Por todo ello, los autores alertan del alto riesgo que suponen las competiciones de motocross, aunque se utilicen los mejores métodos de protección disponibles; en consecuencia, plantean serias dudas sobre la seguridad de las carreras5.

Tras la búsqueda bibliográfica realizada no hemos encontrado otras referencias sobre lesiones en niños que practicaban motocross. Teniendo en cuenta la limitada población que atiende nuestro centro (alrededor de 500.000 habitantes), consideramos que nuestros casos no deben ser excepcionales y que otros pacientes similares deben haber precisado atención en áreas más pobladas. Por ello, consideramos de interés el registro de casos similares con el objetivo de conocer la magnitud real del problema en nuestro país.

Las competiciones oficiales de motocross están estrictamente reguladas en cuanto a categorías. En el reglamento de motocross de la Real Federación Motociclista Española (RFME) se hacen constar tres: alevín (niños y niñas con edades entre los 6 y los 11 años), juvenil (niños con edades de 12 y 13 años) y cadete (niños de 14 y 15 años). De todos modos, se permite que los niños de la categoría alevín que tengan 11 años, si lo solicitan, puedan obtener licencia de una categoría superior, reservándose asimismo la federación el derecho a estudiar las posibles excepciones de aquellos alevines, juveniles y cadetes que quisiesen participar en categorías superiores6. Curiosamente, según dicha normativa, son los propios niños los que deben solicitar la expedición de la licencia correspondiente, previa presentación del “certificado médico de aptitud física” y la autorización paterna por escrito, sin que se establezcan condiciones para dicho certificado y autorización6.

En cuanto a las medidas de seguridad durante los campeonatos, en el reglamento se indica escuetamente lo siguiente: “En todo momento, los corredores deberán estar física y mentalmente en estado de poder controlar su motocicleta” y “El corredor deberá informar al cuadro médico de la competición de todos los problemas médicos que pueda tener” (artículo 032.10). En otros apartados se especifican las condiciones de los cascos, el equipamiento y las vestimentas de protección que deben llevar los corredores, sin hacer mención a los riesgos potenciales de la actividad deportiva aunque sea realizada con los mejores sistemas de protección disponibles6.

Teniendo en cuenta los principios del consentimiento informado en Pediatría7, es difícil aceptar que los niños menores de 10–12 años tengan la madurez suficiente como para comprender las posibles consecuencias negativas de esta actividad “deportiva” y, por lo tanto, otorgar un consentimiento válido. Del mismo modo, habría que dudar de la validez de un consentimiento por representación otorgado por padres que minusvaloran los riesgos del motocross. En este sentido, debe recordarse que la autonomía del paciente (en este caso, ejercida por los padres del niño) no es ilimitada y que el pediatra debe velar en todo momento por “el mejor interés del menor”7, negándose a cumplimentar certificados de aptitud física en estos casos.

Por otra parte, es llamativa la incongruencia que se da entre las restricciones para que los niños conduzcan vehículos de dos o cuatro ruedas por vías públicas y la liberalidad para que manejen dichos vehículos fuera de las carreteras y en competiciones3,8,9.

En conclusión, consideramos que la práctica del motocross por niños es una actividad que entraña riesgos considerables, por lo que deberían realizarse los esfuerzos necesarios para educar e informar de forma adecuada a los niños, sus padres y sus entrenadores. En el caso de que el niño y sus representantes opten por entrenar y competir en motocross, se debería velar por la aplicación de todas las medidas de seguridad y protección activo-pasivas disponibles, con el fin de atenuar las posibles lesiones y secuelas en caso de accidente. Los informes médicos de aptitud física deberían cumplimentarse con cautela, siendo recomendable incluir en ellos un apartado a modo de consentimiento informado en el que se constate que se ha hablado de los riesgos, las medidas preventivas y la responsabilidad asumida por los padres al animar y permitir a sus hijos a participar una actividad de alto riesgo. En nuestra opinión, sería también muy útil, tanto para los profesionales como para los padres, que la Asociación Española de Pediatría emitiera una recomendación oficial al respecto.

BIBLIOGRAFÍA
[1.]
Council on Sports Medicine and Fitness and Council on School Health.
American Academy of Pediatrics. Active healthy living: prevention of childhood obesity through increased physical activity.
Pediatrics, 117 (2006), pp. 1834-1842
[2.]
Committee on Sports Medicine and Fitness.
American Academy of Pediatrics. Intensive training and sports specialization in young athletes.
Pediatrics, 106 (2000), pp. 154-157
[3.]
S. Boulis, A. Rehm.
Our experience with motocross accidents in children: paterns of injuries and outcomes.
The Internet Journal of Orthopedic Surgery, 3 (2006), pp. 1-3
[4.]
T.F. Gorski, Y.C. Gorski, G. McLeod, D. Suh, R. Cordero, F. Essien, et al.
Patterns of injury and outcomes associated with motocross accidents.
Am Surg, 6 (2003), pp. 895-898
[5.]
A. Gobbi, B. Tuy, I. Panuncialman.
The incidence of motocross injuries: a 12-year investigation.
Knee Surg Sports Traumatol Arthrosc, 12 (2004), pp. 574-580
[6.]
Reglamento de la Real Federación Motociclista Española [acceso 1 Sept 2007] Disponible en: http://www.rfme.com
[7.]
A. Rodríguez Núñez, J.M. Martinón.
El consentimiento informado en Pediatría. Aspectos practices.
Cuadernos de Bioética, 22 (1995), pp. 188-195
[8.]
W. Pomerantz, M. Gittleman, G. Smith.
No license required: severe pediatric motorbike-related injuries in Ohio.
Pediatrics, 115 (2005), pp. 704-709
[9.]
N.L. Yanchar, R. Kennedy, C. Russel.
ATVs: motorized toys or vehicles for children?.
Inj Prev, 12 (2006), pp. 30-34
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