En pacientes oncohematológicos, el tratamiento empírico y profiláctico con anfotericina B y azoles ha contribuido a la emergencia de nuevos géneros y especies en las infecciones fúngicas diseminadas. Krcmery et al comunican la mayor serie de fungemias pediátricas, incluyendo 51 niños con cáncer, donde otros géneros (Blastoschizomyces, Trichosporon, Rhodotorula y Cryptococcus) constituyeron el 14,8%1. Blastoschizomyces capitatus es considerado actualmente un patógeno emergente en estos pacientes. En el H. Infantil Niño Jesús (2007-2010) se documentaron 44 fungemias correspondientes a 22 pacientes (14 oncológicos): Candida albicans (8), Candida parapsilosis (22), Candida guilliermondii (2), Candida famata (2), Candida krusei (1), Candida tropicalis (1), Rhodotorula spp. (1) y Blastoschizomyces capitatus (7). Los 7 B. capitatus correspondieron a nuestro paciente-caso y a un mismo episodio. B. capitatus (anteriormente Trichosporon capitatum y Geotrichum capitatum) fue identificado morfológicamente por cultivo estándar y pruebas bioquímicas específicas: ausencia de ureasa, incapacidad para utilizar KNO3 como única fuente nitrogenada y asimilación de glucosa y galactosa. Las CMI de anfotericina B, fluconazol, posaconazol, voriconazol y caspofungina fueron 0,25, 32, 0,25, 0,5 y 16μg/ml, respectivamente. El paciente-caso es un varón de 9 años con aplasia medular idiopática, sometido a trasplante de MO HLA-idéntico con fallo del injerto primario (+24 pos-transplante) e infección fúngica invasora con aislamiento de B. capitatus en hemocultivos obtenidos por catéter venoso central (CVC) (criterios de la EORTC/MSG–European Organization for Research and Treatment of Cancer/Mycoses Study Group-). El B. capitatus aislado fue sensible a anfotericina B, posaconazol y voriconazol, administrándose anfotericina B complejo liposomal y posaconazol. En radiología simple aparece consolidación pulmonar en hemitórax izquierdo e imágenes nodulares en base derecha. Ingresa en UCIP por insuficiencia respiratoria. En controles radiográficos persiste consolidación con aparición de derrame pleural. Por sospecha de bacteriemia asociada a CVC, este se retira siendo su cultivo positivo para B. capitatus. En radiología simple y TC tórax-abdomen sin contraste destaca derrame pleural masivo con fístula enteropleural. En parénquima pulmonar e hígado aparecen imágenes de infiltrados pseudonodulares y cavitación compatibles con infección fúngica. Del cultivo pleural, fecaloideo, se aislaron B. capitatus, S. epidermidis resistente a meticilina y B. fragilis. La cirugía abdominal evidenció perforación gástrica y de colon transverso por micosis invasora así como micosis hepato-esplénica. Del cultivo de colon y líquido ascítico se aisló B. capitatus. Se añade metronidazol. Por progresión severa de la infección y sin respuesta terapéutica se sustituye posaconazol por voriconazol más micafungina. Tres meses después fallece por progresión fúngica, ausencia de respuesta y gravedad clínica. El caso refleja el carácter oportunista de B. capitatus, aunque asimismo es reconocido patógeno en inmunocompetentes. Martino et al y Girmenia et al publican dos de las series más numerosas (26 y 35 casos, respectivamente) de infección probable/probada por B. capitatus en pacientes oncohematológicos2,3. La taxonomía del género ha sido revisada atendiendo a la formación de aneloconidias y artroconidias, crecimiento a 45°C, resistencia a cicloheximida y carencia de ureasa. Las vías de acceso habituales son piel y tractos digestivo y respiratorio. Sus manifestaciones clínicas son variadas, frecuentemente similares a una candidiasis invasora de inicio febril refractario al tratamiento en el contexto de neutropenia grave2,4, fungemia y diagnóstico por hemocultivos positivos en más del 70% de los casos3. No obstante, dada la reactividad cruzada con el antígeno galactomanano de Aspergillus, Bonini et al proponen una alternativa diagnóstica y de manejo terapéutico interesante que obviaría la demora de un crecimiento detectable mediante hemocultivos y respondería a aquellos casos sin fungemia o cuando su aislamiento de mucosas dificulta su discriminación como colonización o infección. Así un galactomanano positivo, no siendo un marcador diagnóstico específico de infección por B. capitatus, sí orientaría precozmente un antifúngico eficaz frente a Aspergillus spp. y B. capitatus4. La terapia óptima es aún incierta. Frente a los limitados estudios de sensibilidad in vitro5,6, la experiencia clínica sugiere elevada actividad de la anfotericina B y reducida sensibilidad a fluorcitosina, fluconazol e itraconazol7,8. Problemas farmacocinéticos, de dosificación o absorción, junto a fenómenos de resistencia, pueden explicar los fracasos terapéuticos con cepas de B. capitatus sensibles a los antifúngicos habituales2. Respecto a las nuevas equinocandinas, su utilidad en la asociación con un azol o anfotericina B requiere de evidencia clínica9. En nuestro estudio, micafungina más voriconazol no tuvo efecto terapéutico. La variabilidad de respuesta in vivo a los antifúngicos disponibles y el papel esencial de la neutropenia ha planteado una posible terapia combinada con citoquinas, con experiencia clínica aún limitada10.
El factor de impacto mide la media del número de citaciones recibidas en un año por trabajos publicados en la publicación durante los dos años anteriores.
© Clarivate Analytics, Journal Citation Reports 2022
SJR es una prestigiosa métrica basada en la idea de que todas las citaciones no son iguales. SJR usa un algoritmo similar al page rank de Google; es una medida cuantitativa y cualitativa al impacto de una publicación.
Ver másSNIP permite comparar el impacto de revistas de diferentes campos temáticos, corrigiendo las diferencias en la probabilidad de ser citado que existe entre revistas de distintas materias.
Ver más